La exposición traza un recorrido por obras emblemáticas de William Kentridge a través de su proceso creativo como eje vertebrador.

Internacionalmente conocido por sus característicos cortometrajes de animación, el trabajo de Kentridge se mueve en la intersección de diferentes lenguajes, como el dibujo, la animación artesanal, el cine, la música, la danza y la escenografía.

Kentridge utiliza una técnica de stop-motion muy característica y reconocible, a través de la cual modifica y fotografía dibujos hechos con carboncillo, dejando en el papel restos de trazos anteriores ya borrados.

Estos rastros se superponen de la misma manera que ocurre con los eventos que conforman nuestra memoria personal y colectiva, un tema fundamental en su producción artística.

Mediante la asociación de ideas, el artista representa problemáticas sociales que adquieren un carácter universal, abordando el sufrimiento humano y las injusticias sociales, siempre con un gran sentido crítico e incluso humorístico.

William Kentridge (Johannesburgo, 1955) es uno de los artistas contemporáneos más significativos. Desde su estudio en Sudáfrica, desarrolla obras que aluden a cuestiones de trascendencia universal.

Tras licenciarse en Políticas y Estudios Africanos, cursó estudios de teatro. Desde los años noventa, Kentridge ha desarrollado trabajos escénicos y plásticos de manera paralela y simultánea, diluyendo los límites entre ellos.

Su obra se ha expuesto en museos de todo el mundo, incluido el MoMA de Nueva York, el Museo Albertina de Viena, el Museo del Louvre de París, la Whitechapel Gallery de Londres, el Museo Reina Sofía de Madrid o la Royal Academy de Londres, entre otros. Sus creaciones escénicas se han representado en los teatros de ópera más relevantes del mundo.